Elijo parar los RELOJES para SIEMPRE

Pues llegó otra vez mi efemérides y como siempre vuelvo aprovechar para escribir el último post hasta después del verano. En esta ocasión, para no ponerme muy intensa por el inexorable paso del tiempo y escuchando una canción preciosa https://www.youtube.com/watch?v=3MUfumQD1k0, que se titula “you can stop the clock” (puedes parar el reloj) porque es exactamente lo que necesitaría ahora mismo,  parar de una vez el maldito reloj para no “hacerme mayor”. Así con todo este revolutum interno, he decidido que en lugar de martirizaros con miles de pensamientos cruzados por mi mente cuando llega mi cumpleaños, os voy a REGALAR un relato a tod@s vosotr@s. como comienzo de este verano. (empieza triste, sin embargo …… tiene un final feliz)

Quise DESAPARECER, pero no PERECER

Deseé AMAR, pero no QUERER

Ansié LIBERTAD, pero no SOLEDAD

Soñé con ÉL y TE encontré

Era junio y aún no habíamos decidido dónde ir estas vacaciones . Teníamos cierto hartazgo de nuestra vida en pareja, llevábamos más de 10 años juntos y ya no había nada que nos sorprendiera del otro. Estaba tremendamente deprimida porque no lograba tener pensamientos alegres sobre mi vida.

 Cada día al levantarme me preguntaba lo mismo ¿Cómo NO me siento hoy?, por si pudiera tener una respuesta optimista, positiva o al menos que no me hiciera sentirme tan vacía.

 Diariamente sentía que me aburría la vida . Me resbalaba en ella y terminaba en ese suelo pegajoso de desesperación .

 No era exactamente tristeza ni dolor, no sufría, sólo me aburría muchísimo y eso que siempre había sido una despreocupada hedonista.

 Notaba que me iba borrando, me disfrazaba de otros, me iba diluyendo poco a poco,  desapareciendo en el agujero de la rutina .

 En los últimos meses, sólo tenía ganas de vomitarme, que me fagocitara el entorno, ya no me quería comer la vida, tenía algo así como anorexia emocional. Me daba pereza vivir, me sentía tan cómoda sólo sobreviviendo…

 No se porqué elegí ese día, el 27 de junio decidí que tenía que ir de viaje a pensar sobre lo que realmente quería para nosotros, aunque luego descubrí que lo que necesitaba realmente era saber lo que quería para MI.

 Hice una maleta con dos o tres conjuntos, una chaqueta vaquera, muchas cremas, un pijama y un par de bikinis. Y contraté por internet un vuelo lo más lejos posible. Sidney fue mi destino elegido.

 Tardé más de 24 horas en llegar y una vez allí me senté en el aeropuerto y me puse a mirar destinos que me alejaran aún más. Encontré un vuelo a Port Vila en las Islas Vanuatu. Que según la publicidad era uno de los  lugares más felices del mundo. Jamás había oído hablar de esas islas, sin embargo me parecieron lo suficiente lejanas de mi lacónica vida que compré otro billete allí.

 En el vuelo pude comprobar que casi todo eran parejas que iban a las islas a pasar unos días de amor en sus playas y sentí cierto deseo de llamarle y decirle que me había equivocado y deseaba verle. Pero no lo hice. Jamás me arrepentí.

 No recuerdo como le conocí, quizás siempre estuvo allí esperándome. O estaba escrito en nuestro destinos encontrarnos. Nunca quisimos saber nuestros nombres de verdad , Decidimos adoptar nombres aborígenes australianos, su país de origen, él elegió Heng (eterno) y yo Aremi, que significaba mágica.

Tampoco hablamos nunca de la razón por la que estábamos allí. Ambos supimos que lo nuestro podría ser para siempre en nuestro corazón, sin embargo temporal en nuestra cabeza y aún así quisimos vivirlo.

 Estuvimos todo el verano, recorriendo las islas: Tanna, Efate, Espíritu Santo, Pentecostés, Malekula, Ambrym,etc. explorándolas, perdiéndonos por sus playas desiertas, dándonos baños en sus famosos blue holes, parándonos en algunos poblados para comprar fruta fresca y observar cómo vivían sus gentes. Empapándonos de su cultura y tradiciones completamente diferente a las nuestras. Haciámos el amor  a todas horas, a veces de forma dulce, otras de forma salvaje, a veces torpemente en cualquier sitio. Otras tumbados en la playa impregnándonos de romanticismo en los atardeceres. Vivimos el calor latente del volcán, arañábamos la selva perdiéndonos por ella. Bailábamos reggae en sus chiriguitos de playa, presenciando fiestas tan diferentes como el Festival de la Circuncisión. o bebiamos Kava al anochecer, Jugo de efecto narcótico que nos relajaba y nos sumía aún más en esa extraña y relajante felicidad. Practicamos miles de deportes: senderismo, barranquismo, kayac, buceo . Realmente “intentamos parar el reloj”, y como decía la canción:

 Cada vez que hablas puedes parar el reloj para siempre,  escucha lo que te digo, para los relojes por ti y por mi , escúchame otra vez, páralos para SIEMPRE.

 Sin embargo, ninguno de los dos fuimos capaces de pararlos y llegó el día en el que teníamos que volver a nuestras vidas, no las que dejamos sino aquellas nuevas que comenzaban.

 El último día entre sollozos silenciosos, miradas perdidas y eternos abrazos inundados de besos de despedida,  hicimos unos dibujos en la arena, siguiendo una tradición y práctica artística y ritual en Vanuatu, reconocida por la Unesco. Lo hicimos usando el alfabeto Avaluli intentando decirnos que nos amábamos. Fue inspiradoramente bello y demoledoramente triste.

 Volví a España. Nunca más volví a saber nada de HENG , aunque se quedó eternamente dentro de mi. Nada volvió  a ser lo mismo. Mi novio se había ido ya de la casa. Yo, evidentemente, había perdido el trabajo. Había cambiado. Le había encontrado a él y eso me hizo darme cuenta de quién era yo realmente. Esa terrible constelación de sentimientos encontrados, en una espiral aleatoria de cuestionarme. Esos primeros días de mi llegada viví oleadas de terribles tormentas de decisiones ventosas, lluviosas y pegajosas. Empecé mi vida de nuevo, sin embargo elegí otro rumbo, elegí elecciones y no selecciones, elegí caminar deprisa, pero sin estrés. Disfrutando del paseo, parándome de vez en cuando para tomar aliento. Continuar sin más destino que el que me hiciera feliz en ese momento.

Quise DESAPARECER, pero no PERECER

Deseé AMAR, pero no QUERER

Ansié LIBERTAD, pero no SOLEDAD

Soñé con ÉL y TE encontré

 Al desaparecer, amar, encontrar la libertad y tenerte a ÉL,

 supe finalmente quien era YO y empecé a QUERERME.

 ¡ Espero que os haya gustado. Por el AMOR y por la FELICIDAD ( me he puesto un poco tierna. FELIZ VERANO A TOD@S os deseo que podáis vivir alguna historia especial ). Muchísimas gracias a tod@s aquell@s que me habéis FELICITADO.

1 comentario en “Elijo parar los RELOJES para SIEMPRE

  1. Hola Karola….. Coincidimos en nuestra efemérides y en parte de tu relato.
    A veces yo, a veces otra.
    A veces hallada, a veces perdida.
    A veces vitalista, a veces deprimida.
    Vida en una noria que gira y no sé si hoy toca arriba o abajo.
    Felices vacaciones y feliz creatividad Karola.

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