Besarme el ALMA cada día…

Esta Semana Santa decidí irme unos días a mitigar el ruido espectral que últimamente me rodeaba. Me imagino, que tod@s tenemos épocas en las que nuestras voces interiores aporrean el cerebro, el número de ellas varían según el nivel de locura en la que cada cual se halle y la categoría depende de si son voces sanas o no y de si gritan desesperadas dando órdenes o sólo susurran opciones para que puedas elegir con criterio. En mi caso, ya estaban empezando a levantar la voz y eran unas cuantas…. Por lo que cogí mis bártulos mentales y mis outfits primaverales para posibles paseos al borde del mar y partí a equilibrar emociones al mar.

En realidad, a lo que quería ir era, en cierto modo, a “hackear mi mente” para luego reiniciarla. Que andaba algo escacharrá…

Como estaba mística y no tenía otra cosa que hacer mientras me hacía rutas en bici me dio por pensar desde una perspectiva filosófica cómo iba a poder llevar a cabo ese hackeo mental para reducir el sufrimiento de los avatares de la vida: situaciones familiares complicadas, amig@s que traicionan o desaparecen cuando más los necesitas, desamor o exceso de amor, trabajo, etc porque, aun siendo una persona tan positiva y alegre, tengo también mi lado oscuro, que, en raras ocasiones, asoma por mi cabeza y me hace gestos de que va a salir a darse una vuelta para amedrentarme.

Con todo este coctel mierdero, me puse a valorar las diferentes opciones para acometer tal titánica contienda y encontré algunas corrientes filosóficas y prácticas contemplativas que pudieran ayudarme a ello.

Empecé por valorar mi conversión al BUDISMO, que enseña que el sufrimiento (dukkha), parte inevitable de la vida, podemos mitigarlo a través de la comprensión de la naturaleza impermanente de las cosas y el cultivo de la atención plena (Mindfulness) Es decir, que a través de la meditación y atención plena podría desarrollar mayor conciencia y aceptación de las experiencias presentes, lo que haría que pudiera disminuir el sufrimiento emocional. Uffffff, a mí se me da fatal estar callada y quieta mucho rato; además no me queda muy bien mi cabeza rapada como los monjes budistas, a lo mejor encontraba otra opción más estética, además, ya lo contaré en otro post, las bhikkhunis, palabra en pali para las mujeres monje, tienen la misma discriminación de género que cualquier otra religión o creencias, sólo por esto me lo pensé dos veces y descarté esta opción.

Continué con mi búsqueda adentrándome en lo que pensé que era el escepticismo más acérrimo como es el ESTOICISMO, que muestra la importancia de aceptar las cosas que no podemos cambiar, cultivar la virtud y la serenidad interior. Por lo que hackear mi mente en esta corriente, sería practicar la indiferencia hacia las cosas que no podemos controlar, enfocándonos en nuestras propias acciones y actitudes en lugar de preocuparnos por eventos externos. Con todas las emociones que bullen por ahí dentro, sumado a la excesiva pasión para todo y un eufórico entusiasmo latente, esta alternativa tampoco me pareció la más idónea para esta cabeza loca.

Pasé entonces a una más profesional, como es la TERAPIA COGNITIVA-CONDUCTUAL. Averigüé que en la psicología moderna, la TCC es una terapia basada en la idea de que nuestras interpretaciones de los eventos y nuestras respuestas emocionales pueden contribuir a al sufrimiento psicológico. Hackear la mente desde esta perspectiva podría implicar identificar y cuestionar pensamientos irracionales o distorsionados que contribuyen al sufrimiento, reemplazándolos con pensamientos más realistas y adaptativos. No me estimuló mucha efusividad esta teoría; demasiado “oficial”; yo soy más de andar en zapatillas, look casual, que con tacón alto y elegante. También la descarté por exceso de seriedad.

Estando ya en este plano tan científico, indagué sobre la NEUROCIENCIA Y LA PSICOLOGÍA POSITIVA, por lo menos aquí el nombre me daba buen rollo. Desde un punto de vista más científico, «hackear» la mente podría implicar el uso de técnicas respaldadas por la neurociencia y la psicología positiva para promover el bienestar mental. Esto podría incluir prácticas como la gratitud, el establecimiento de metas significativas, el desarrollo de habilidades de regulación emocional y el fortalecimiento de conexiones sociales positivas. Aunque esta técnica era la que más se adaptaba a mí, no sé si podría llevar a cabo una regulación emocional con cierto éxito.Sobre todo porque soy mega rica de emociones y me cueste ya controlarlas como para regularlas . La deseché rápidamente.

Con todo este lío de pensamientos, el universo, que muchas veces es un hijo de puta, más listo que el hambre y con mucho sarcasmo, hizo que cayera en mis manos un libro de Lucas J. J. Malaisi, presidente de la Fundación Educación Emocional que se titula “Coherencia Emocional” (El camino de regreso a quienes somos). Para el autor, esa coherencia es conectarnos con lo que sentimos y desde ahí, alinear lo que pensamos y hacemos, siendo genuinos e íntegros.

En el plano científico, la coherencia emocional, se refiere, realmente, a la sincronización y armonización de los sistemas: FISIOLÓGICOS (sincronización entre el sistema nervioso simpático y parasimpático, mediante técnicas de RESPIRACIÓN y MEDITACIÓN) + MENTALES (la llamada INTELIGENCIA EMOCIONAL, que involucra habilidades como la conciencia emocional, la autorregulación, la empatía y las habilidades sociales) + EMOCIONALES (cultivo relaciones INTERPERSONALES del individuo).

En resumen, la coherencia emocional, desde una perspectiva aséptica, se refiere a un estado de integración y equilibrio entre los aspectos físicos, mentales y emocionales del individuo, que genera una mayor estabilidad emocional, bienestar y capacidad de adaptación.

Ahora bien ¿cómo traduzco yo esto a mi mente emotiva, armoniosa, entusiasta y poética? De inteligencia tradicional, la que te hace list@ voy escasa, pero de la emocional, tengo en demasía y esa es la que duele, la que me hace sufrir, pero también la que me riega el corazón cada día y lo pone a tono constantemente para sincronizarlo con la vida, con las personas, con el entorno, con el universo.

No hubo kilómetros suficientes en mi bici de montaña para pergeñar con eficiencia y eficacia mi nueva ruta hacia esa coherencia emocional.

Lo primero fue conseguir una danza entre el corazón y la mente para que la serenidad se entrelazara con la pasión, la calma con el frenesí, que los pasos de baile fueran equilibrando la tempestad de las emociones más extravagantes del corazón o con la, a veces, temible calma de mi mente. Me costó al principio, pero lo conseguí. Fue un baile precioso.

Luego tuve que acallar los ecos interiores esos que vociferaban cosas feas, llegué a escuchar los susurros de algunas lágrimas que conseguían encontrar el consuelo en el abrazo del entendimiento entre cuerpo y alma. Noté resurgir la fortaleza aprendida, de esa vulnerabilidad des-aprehendida, encontrando de este modo mi autenticidad.

El tercer paso fue ser consciente de que en mi coherencia emocional el alma se había vuelto el faro que me guiaba, no el corazón que me había llevado por caminos tortuosos, muchas veces agónicos y, otras, excesivos, incluso algo histriónicos.


Madre mía, había conseguido encontrar mi camino hacia el autoconocimiento, fui consciente de que Mi COHERENCIA EMOCIONAL no estaba en equilibrar en el mismo punto las emociones con los pensamientos inteligentes, tampoco estaba en reprimir o constreñir sensaciones, y sentimientos, sino en trasplantarlos a macetas más grandes y alimentarlas con pensamientos coherentes, sinceros y sobre todo genuinos, que me hicieran SENTIR la libertad, la honestidad y el AMOR con un tamiz de cordura, serenidad e inteligencia .

Coño, que bien me sentí¡¡¡¡

Ya estoy de vuelta, no a mi rutina, que nunca he usado de eso, sino a mi vida diaria, a mis pensamientos de mi yo presente a inhalar lo que me rodea aunque a veces huela a mierda, pero a exhalar sólo buen rollo, positivismo, entusiasmo y también, porque es necesario para valorar lo bueno , alguna vez, libero lágrimas de tristeza por cosas que me faltan o por personas que ya no están por decisión, por elección o por el cabrón destino.

Hala maj@s ,si os apetece id a buscar vuestra COHERENCIA EMOCIONAL o, lo que es lo mismo, vuestra FELICIDAD mundanal, que de la celestial ya se encarga el universo o los Dioses y Diosas de cada un@.

FELIZ PRIMAVERA, agarraros a la vida que mola mil. Os dejo una frase que me encantó y que tiene que ver con todo esto. “Tantas maneras de hacer el amor y a mí sólo se me ocurrió besarte el ALMA” (Practicadlo… te deja estupend@ por dentro)

2 comentarios en “Besarme el ALMA cada día…

  1. Precioso, Carolina.

    La evolución literaria de tus poéticos textos hacia el grado magnífico es patente. Me siento orgullosa de tí.

    Y me alegro de que hayas conseguido tu «felicidad primaveral» que ójala tenga el apellido de las demás estaciones del año.

    Un beso, amiga.

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